Hoy me dolió más, me ardió la
garganta, tenía demasiada sal. Me llegó a doler tan adentro, hasta el hígado,
allá donde las emociones se alojan cuando no son paridas. Y me provocó nauseas,
prácticamente la impotencia somatizada, y se quedó ahí, solo como un malestar
más.
Me dolieron los dientes, esa
maldita sensibilidad que tengo, que parece darme de a poco pellizcos dentro del
esmalte, sugiriéndome que ya no lo gaste, con el rechinamiento en mis noches.
Me dolió el cuerpo, quejándose como absurdo cadáver, envuelto en unas sábanas
rayadas y de colores, que alguna vez también se perfumaron de otro aroma.
Esta sal, que a veces se endulza
y brota desde el pecho, porque aunque tenga lastimado el cuerpo, tengo sensaciones
lindas de nostalgias, que se interrumpen con un nudo en la garganta y comienza
la lista de síntomas no invitados. Fracasados intentos por ser diferente.
Fue mi culpa, tomé un puñado de
aquella solución y la vertí inconsciente en la cucharada de limón, no advertí
ninguna situación y me la tomé como jarabe para la tos. Error, no era la solución, era intensificar el
dolor.
Y así me voy enfermando sola y en
secreto, durmiéndome a veces en el
intento de sanarme, con frecuentes molestias que me cansan, con profundos
dolores que me debilitan, con síntomas que no cambian. Así voy desordenadamente por este tiempo, buscando qué hacer, buscando decirme cuánto me hace falta,
cansada, obsesionada, aturdida y solitaria.
Que no está mal encontrarme sola,
porque me voy sintiendo, a veces me quiero, otras no tanto y muchas prefiero ni
pensarme. Voy por tanto esquivando los días, sí, bien desentendida, diciéndole
al mundo, “todo va bien, todo va bien”, con este dolor de garganta, la nariz
congestionada y la sangre hirviendo para casi explotar.
De todo esto me han dado ganas de
una cerveza bien helada, en compañía tuya. Sí, porque de pronto también podría
dejar a un lado todo esto, sentarme a esperar una botella bien fría de cerveza,
acompañada de un intenso silencio y una sonrisa esbozada en la intimidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario