Ella, tan ella, tan creada, tan hermosa. Pero temerosa del futuro, de perderse en el rosal.
Sufre constantes miedos que la atormentan. El miedo a dejar de existir y marchitarse en el pensamiento.
De dejarse seducir por la lluvia y perderse en la espesura de sus gotas, miedo a ser cortada con amor y rechazada en la entrega.
Miedo a que le aire la rose con tal exitación y dejarse caer al oscuro suelo.
A que el rocío ya no la acaricie y humedezca por las mañanas.
Los miedos de la rosa ahora son míos, hoy que la poseo me entregó sus deseos pero me pidió que la cuidara y no sé sí lo haré bien.
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