domingo, 20 de septiembre de 2009

Desprendimiento

Ser humano se me ha vuelto una lata, un decir, una regla que deseo romper. Voy a pensar qué quiero ser, con quién quiero amanecer y el color que me pintaré. Un negro estaría bien, un negro abismal en el centro de mi palpitar, como un hoyo en el infinito, con la gravedad de mi aliada, para atraer de las cosas banales que se me crucen y padecer aquellas que se atrevan a romper mi esquema.

Pero antes seré un bebé de la nada, y reiré en vez de llorar, cantaré por las noches de luna llena y no seré loba de ninguna pradera. Pondré mis manos al fuego para ver subir humo al cielo y convertir mi lenguaje en una señal desde lejos, para que el viento suene y lleve entre sus arrebatos un mensaje secreto.

No quiero Intestinos en mi cuerpo, no quiero hambre ni nada indigesto, quiero comer aire para ser globo de helio, que se eleve al cielo por la noche y explote en el universo, dejando la luz por doquier y luego ser un crepúsculo del amanecer.

Es que ya no quiero vomitar tristezas, ya solo quiero dejarlas pasar como agua en aceite, que se deslicen en la nada y yo pueda ser libre de toda culpa, de toda mala racha, de toda sensación que me provoque lastima.

Pero de todo dejaré de ser humano, pero me quedaré con un ojo en la mitad, para así mirarme en el claro del agua cada vez que me arrepiente de mi estado anormal.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Delirio de un Inmortal

Camino bajo el claro de Luna que no me deja, como fantasma oscuro se enreda, entre el tiempo que llevo en mi soledad y las cenefas que va dejando mis pensamientos en este paseo nocturno.

Soy un cielo sin nubes ambulante, con la serenidad del infinito y la posibilidad de caer más ligero a un deseo irremediablemente humano, un profundo anhelo de ser mortal.

Pienso en ella durante mi caminata y se va tornando difícil una cuesta, porque tengo el peso de mi culpa rondando, de ese deseo que se convierte en un pecado, que al final de la vida me hará pedazos, porque ella se irá y yo tendré que quedarme cumpliendo mi destino.

Qué culpa tengo yo de amarla con ese delirio, con ese fuego abrazador que está convirtiendo en cenizas a mi corazón. y voy soplando por doquier mi ambulante sensación, mi tristeza por no ser frio para congelarla de una vez.

Tengo la esperanza de que el olvido se apodere de mi ser, y que la culpa pese menos a cada paso que dé, en este tiempo que me he dado para arrancarla de mi piel, donde un día como hierba se atrevió a crecer.

Sigo el camino y la luz lunar me va abriendo el paso, sigilosa es una compañera de penas que va escuchando, y va aconsejando. Con mi tristeza en el viento se va consolando, porque es ella también una enamorada, que perdió en el intento una velada y se quedó sentada en medio de la nada, como dama que aferra su llanto al almohada.

Pero un día seré sosiego de mi propia verdad, y entenderé de cierto que a ella debo dejar, en el silencio oscuro de su realidad, mientras yo eleve el vuelo a mi eternidad, mi dulce hogar.

jueves, 3 de septiembre de 2009

yo podria ser

De todas las cosas que tu tienes quisiera ser alguna.
Tus manos son las caricias perfectas que jamas encontrare
Los labios que te adornan fueron para mi el aire de mis suspiros
con esos besos suaves de cada atardecer.

Te llevo como escapulario en mi pecho
encuentro en cada hora un pretexto para pensarte
y si el tiempo se me va lento no dejo de extrañarte
sos como reloj de arena puesto a mi conveniencia.

Te apareces como un soplo a la llama
esa que arde tan adentro de mi ser
y que se apaga cuando te veo tan lejos
como sol sin amanecer.

Entonces es cuando pienso y me convierto
en todo aquello que no puede ser
e imagino ser la mariposa que contemplabas hoy
cuando el tiempo se me hacia eterno mirándote

Yo podría ser esa mirada eterna que una vez me regalaste
un suspiro liberado después de nuestra tarde
las alas de tus sueños por cumplir
y el beso secreto detrás de los demás.

Pero eres tu quien decidió salir sin avisar
de este corazón que te albergaba con fidelidad
que mis venas se alimentaba
de la sangre de tu corazón que me hacia vivir de verdad.