viernes, 31 de julio de 2009

Jugando a ser

Una ventana sin vidrios, con un hombre por detrás decifrando su destino y apostándole a la soledad el unico valor que le queda... la esperanza.

Tengo ratos de volar frente a él y queriendolo sin ser mi amado, lo veo tan llenó de afuera pero tan vacío por dentro, con los dolores frecuentes del adiós sin avisar.

Quiero ser su aire y no me respira, quiero ser su olor y no me transpira y soy yo como lo invisible para sus ojos cuando yo soy lo necesario en su vida.

Temo que el vidrio no esté por algun motivo, temo verlo volar sin alas, temo por su vida. Y yo qué puedo hacer desde mi impotencia, si he intentado decirle que estoy acá desde que se fue ella, desde que el sol se ocultó y volvió a salir.

Pero es inútil mi coleteo y derramo prendas al horizonte que son hojas para su momento, y mira pasar al viento tan frío y dispuesto a someterlo con el castigo del perfume, de aquella que le ha mandado un mensaje sin querer.

Comienza a llorar y su llanto sálpica por el recuadro donde se había pintado y las lágrimas bajan por aquel edificio vacío y yo intento rescatarlas y se me escapan de las alas el agua de sus ojos.

No soporto el dolor de este hombre, debería de saber de la inmortalidad y creer que no muere el amor si no el deseo, y lo veo tan débil como pétalo en invierno y se viene abajo su tronco y se muere en el piso su cuerpo.

Y me doy vuelta para llamar al cielo y de pronto una ráfaga me quita el suspiro y veo como el cuerpo atormentado se deja seducir por el suicidio y las lagrimas se desploman por el recorrido y un último latido hace parada en el cemento. Ahora él si me ve y se da cuenta que me perdió, me apostó y se dejó ganar.

La soledad entonces ahora me mira desde la misma ventana, y entre un beso que me manda me dice: Jugamos otra vez?...

1 comentario:

Tita Sáenz dijo...

La verdad no lo comprendo pero me encanta, tiene un no se que, que apasiona. Me gusta.