Hoy lloro. Lo digo sin fonética, sin adornarlo tanto, es tan
simple como eso, estoy llorando. Mi garganta me reclama, mi corazón está en las
mismas, mi cabeza siente puntadas en la derecha y mi nariz no me deja respirar.
Y es que esta escena se ha venido repitiendo, como karma nocturno, cada día por
distintas razones.
La de hoy, sentirme cada más lejos de este espacio, mirar
con ojos tristes y a veces rencorosos como la magia se acabó, hasta donde puede
llegar una historia y cuánto hace falta para continuarla. Lloro por no saber
cómo ser, porque me atormento con este cambio y el otro, porque me duele no
poder estar en ese peldaño más arriba.
Lloro, porque no me siento capaz de estar ahí, porque me
repito “no más, no quiero más”, pero es que quiero estar, quiero continuar,
pero no así, no con la incertidumbre de mañana, no con la sequía de esta noche,
no con el recuerdo lindo de ayer.
Y de pronto no sé ni quien he llegado a ser, he perdido
tantas cosas regalando todas las que tengo, he dejado de soñar (te) porque ya
no sigues aquí, y muy pocas veces me he sentido importante a tu lado, no me he
sentido yo hace varios años.
Sin embargo te quiero, con ese querer de amar hasta tus
vicios, ese amor romántico del que tanto también me burlo, de ese que en
realidad es capaz de callar hasta lo más doloroso, descartando cualquier
filosofía que hayamos aprendido durante este camino.
Lloro porque me siento impotente ante tantas discusiones,
porque en unas se dice una cosa y en las otras empeora, lloro porque quiero
estar a tu lado, y ya no sé ni cómo es estarlo, lloro porque me duelen tus
reclamos, me confunde tus peticiones, no quiero fallar de nuevo, no quiero
angustiarte y agobiarte, no quiero perderte, no quiero encontrarte fríamente,
no quiero muchas cosas, y no sé cómo decirlas y no repetirlas.
Me angustio, me desanimo, me pongo “valiente” y me doy
cuenta que no sirvo, a veces, realmente a veces quisiera no existir ( y esto nunca se lo he dicho a nadie) y de
pronto me retracto agradeciendo que
estoy aquí, pero con tristeza y frustración, porque quisiera estar allá. Porque
no encuentro que me entiendan, solo piden que yo entienda, que yo cambie, que
yo no diga esto, que si digo esto es mejor que no porque me pasa lo otro, así,
hasta los días de hoy, no encuentro a nadie que me entienda, he terminado por
pensar que yo no me explico.
Y me duele, tanto que me escondo de todo, me deprimo, sí,
por eso paso días tirada en la cama mirando el techo, por eso paso noches desvelándome
viendo cualquier entretenimiento y sueño, pero no tanto, porque paso pensando
cómo hacer para cambiar, si esto que pienso hoy funcionará, si lo intento y
creo que está bien, al final, termina igual.
Lloro, con los ojos hinchados me escribo y describo mi
llanto, el que es más mío que de nadie, porque ahora me siento tan distinta y
no por eso mejor. Porque a veces, realmente a veces no quisiera existir, aunque
inmediatamente me retracto y agradezco por estar aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario