miércoles, 18 de marzo de 2009

Silencio


Se cansó de hablar, terminó por asesinar las palabras vanas que volaban libres de boca a boca. No suena más la canción de esta historia, aquella que vibraba en su verde corazón. Un olor a canela se despide en la habitación queriendo sustituir la mala racha del autor, que desconsolado mudo se quedó.

Tartamudas quieren dar a luz algunas frase, que se quedan inconclusas con los puntos suspensivos de anfitriones, palabras que ya no dicen más, porque si no se escuchan no pueden hablar.

Se quitó el sabio refrán del corazón, uno que solo se inventó por fanatismo a esta vida que no se terminó de vivir. Callado se limpia las lágrimas que han probado el vacío papel, la carta que no concluyó. Y termina por volver a su rutina, a leer en los ojos de los demás las benditas palabras que ya no puede pronunciar.

Insatisfecho está, queriendo encontrar de nuevo las razones para pintar, y que el cielo solo sea un contemplador de la magia del autor. Ya no hay musas, ya no hay más.

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