miércoles, 28 de diciembre de 2011

Estación ya conocida

Vientre obtuso, inflamado y a punto de gritar, un vaivén de risas intermitentes que profetizan una llegada. Me envuelvo entre las sábanas, como una danza árabe que nunca ensayé, como un berrinche abierto que me hace palpitar a 140 por minuto.



Me desenvuelvo en mi cosquilleo y no me atrevo a soltar la última palabra, me permito ser insaciable en un par de minutos, es como no querer despertar cuando la hora llama al amanecer.



Sensibilizo un segundo y me encuentro repartiendo suspiros ahondados, sufriendo infraganti en mi estado, como si no tuviera vida después de este Sosiego.



Me robo su mirada, mientras me irrita la piel, viendo su boca hacer miel de la transpiración que me ha provocado en esta hora, rozándome un instante la suerte y después de eso hacerme retorcer.



Mi aliento escribe palabras en el espacio, pareciera humo de un cigarro, lentamente desvaneciéndose entre el placer y la exhalación de mis resguardos.



Se me escapa la miel y en mi intento por continuar en mi petición se me pierde la fe, se atraviesa ante mis banalidades del último suspiro y me voy quejando del placer como una gota cayendo lentamente en alta mar.



Fecundo una calma que me adormece el cuerpo, mientras estiro una sonrisa en mi sobrada satisfacción.


Cada vez una distinta sensación en esta estación ya conocida.

No hay comentarios: