miércoles, 26 de noviembre de 2008

Otro para ti

Con una mirada cierras el universo, mandas a las estrellas a un escondite y te quedas iluminando el espacio. Llueves en los días más tristes y haces ruido con el viento de tu corazón por las noches.

La fragancia del cielo perfuma tu cuerpo y llevas en las manos la suavidad de las nubes. Con el fuego de tus palabras quemas mi corazón y lo conviertes en un ave fénix que resucita con un solo suspiro dedicado a ti.

Tus ojos aletean todas las letras de ese libro inmenso de la lealtad a la literatura, esas historias mágicas que te comes a grandes minutos en la soledad de tu dulzura. Como un lirio que nace en la pradera.

Tus pensamientos flotan en la burbuja que te acoge, donde nadie, a menos que tu lo desees, puede pasar. Una burbuja celestial que alberga los secretos más codiciados de tu alma, de tu cuerpo, de tu verdad.

Un silencio alborota tus ganas, y en una sonrisa elevas los pensamientos banales que han invadido tu cuerpo, dejando a un lado la serenidad y enloqueciendo por un par de segundos. Qué segundos.

Qué frágiles somos los mortales, que al ver una imagen como la tuya caemos en la tentación más infinita, más codiciada y llorada. Como un pájaro que se ahoga en la arena del desierto, como la rosa del principito que sufrió en la ausencia, así se amarga mi existencia al saber que no serás para mí.

Tu vuelas en el cielo de lo mágico y caminas en la tierra de los otros. Suspiras por las noches, pero nada lleva mi nombre, nada de lo hermoso es para mí. Que sí un día tus labios rozan mi inocencia, sería el día que pierda mi alma y te entregue mis sueños. Para siempre.

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