sábado, 22 de noviembre de 2008

Perico

Y el cielo tan azul como el mar. El viento jugando con las risueñas nubes envueltas en algodón, dejándote seducir para la suave caricia del universo. Los árboles, eternos ancestros dueños del mundo, de la paz y la libertad, que albergan infinidad de hogares, de amores, de vida.

A lo lejos una estrella se asoma, sin luz, con sueño, pero curiosa del mundo. También a lo lejos vuela la libertad, la hermandad, el sueño. Una ráfaga de aleteos desafían la inmensidad, y cruzan sin miedo el hondo firmamento. Un momento único.

Verde perico que juegas con la luz de sol, que vuelas en las alturas de tu inocencia, de tu vida. Una mirada al paisaje y pasas adornando la rutina del cielo, que contempla tu viaje hacia la eternidad. Tu color es degustado por los rayos del sol que atraviesan tu rapidez, y se escabullen entre las plumas que acarician tu cuerpo.

Con una ardua labor se cierran tus ojos, y buscas en el atardecer el descanso. Por allá está tu árbol, tu mansión, tu hogar. Y la noche empieza a abrir sus ojos, y ya no hay una tímida estrella, ahora son miles que velaran tu sueño, tu descanso.

Mañana el amanecer azotará tu plumaje y volverás a ser el verde perico que juega con la luz del sol.

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